Marrameowww!!!
Ya he comentado en alguna ocasión que, a la hora de comer,
Munchkin es un ser de lo más exigente. Cuando tiene hambre no atiende a razones
y es capaz de tirar al suelo todo lo que encuentre desatendido sobre una mesa,
con tal de que le presten atención y ver satisfechas sus demandas.
Pero a esta técnica de “acoso y derribo” le ha sumado otra
arma, tal vez más cercana a la tortura psicológica, que utiliza cuando ve que
lo de tirar las cosas al suelo ya no surte efecto o, en su defecto, cuando ya
no queda nada más que tirar. Ésta consiste en mirar fijamente a la bruja con
cara de enfurruñado. Y puede quedarse con esa cara de estar enfadado con el
mundo durante horas. Frunce el ceño, inclina ligeramente las orejas hacia atrás
y mira a la humana (por llamarla de alguna manera) con cara de profunda ofensa.
La bruja ha intentado captar un documento gráfico de alguno
de esos momentos para ilustrar este post pero, en cuanto ve acercarse la
cámara, mira hacia otro lado. Supongo que tiene miedo de que luego esas fotos
vayan a ser utilizadas en su contra en un juicio. Lo más cercano que ha podido
conseguir ha sido esto:
Sí, la foto está en vertical porque la bruja es una paleta y
no ha aprendido todavía eso de que las imágenes que se toman con un móvil
tienen que ir en horizontal. Ella es feliz siendo una cutre. Como digo, no es
su momento de mayor enfurruñamiento pero la inútil ésta no ha sido capaz de captarlo
en todo su esplendor.
Nótese también en la fotografía que tiene un bigote quebrado
en el hemisferio derecho de su careto. Lleva meses así y no hemos sabido en qué
momento ni bajo qué circunstancias se lo quebró. Puede haber sido haciendo
cualquier cosa; no es muy ágil que se diga y está siempre piñándose; la última
fue el sábado pasado, que se cayó al intentar subir a una mesita de centro que
tendrá treinta centímetros de alto, tirando una botella de refresco marrón
carbonatado en el proceso. En fin, que
me disperso, el asunto es que ahí luce con orgullo su bigote quebrado,
apuntando hacia arriba como dedo acusatorio.
Desconozco si esta técnica le reporta mejores resultados. Yo
creo que la de tirar cosas le iba mejor. Sobre todo porque, con la cara de
enfadado, lo único que consigue es que la bruja se parta la caja comentando la
jugada con el consorte “Mira qué cara; si está graciosísimo”. Y así pueden
pasarse horas; las mismas que le dure el enfado a él. Venga a comentar lo
gracioso que está y sin inmutarse por la pérdida de calorías y azúcares que
empiezan a hacer mella en su organismo (eso según él, que intenta hacerles
creer que está al borde de la desnutrición extrema y la muerte por inanición).
El pobre está indignado. No consigue que tomen en serio su
legítima hambre.
Prrrrrr